Durante la Pandemia del Coronavirus, mucha gente sufría y me pidió ayuda, cuando todos los abandonaban. Yo me compadecí de ellos y los colmé de bendiciones para que no les faltara nada. Lo hice solamente por amor, para que fueran muy felices. No les pedí nada a cambio, ¿pues que mérito tendría entonces el ayudar por interés? Lo único que les dije fue que oraran mucho a Dios para que mis enemigos no los fueran a engañar.
Pero tengo un amigo que sí pide que nos dejen entrar en los clubs, sin tener que formarnos en línea. En varios lugares nos han dejado entrar y yo les agradezco mucho con todo mi corazón. Pero el otro día fuimos a un club y el portero nos pidió dinero para dejarnos entrar. Me pareció muy injusto; no me sentí cómodo dándole dinero, y no nos dejó entrar. Nunca me agradecieron por todo el bien que hacía por ellos. Tampoco lucharon por el amor de Dios como yo les pedí, sino que dejaron que el demonio les arrebatara Sus bendiciones. Me juzgaron y me condenaron con mentiras, como mis enemigos, y se burlaron de mí.
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