A quince años de que mis enemigos de ESRI trataron de asesinarme por primera vez, todavía siguen haciéndome mucho daño, aunque Tú se los prohibiste. Siempre me están atacando para hacer que me enferme, y ya no pueda servirte a Ti, Dios mío. Jamás se han arrepentido de toda su maldad, sino que siempre me están difamando y engañan a mucha gente. Tantos inocentes ya han muerto por su culpa.
Pero yo confío en Ti, Señor. Tú siempre me has protegido de sus ataques. Siempre estás conmigo en mis horas de tribulación y no me dejas solo. Los gobiernos conocen todos sus crímenes y se han lavado las manos. Han permitido que me hagan daño todos estos años, mientras te robaban a Ti y negaban Tu Santa Gloria, Dios mío. Pero Tú me harás justicia. Tú defenderás Tu propio Honor y pondrás a todos mis enemigos por debajo de mis pies. Gracias, Señor, por todo Tu amor, Tu bondad y Tu misericordia. Tú siempre eres fiel a Tus promesas. No podría haber sobrevivido yo solo a tanta maldad por tantos años. Yo confío en Ti, y espero en Ti mi salvación. Bendito seas por siempre, Dios mío.
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Yo los puse a ustedes primero, y ustedes me pusieron a mí al último. Vine a este mundo a sufrir por ustedes, para que ustedes ya no sufrieran. Me hice siervo de todos. Cuando todos los abandonaban, yo estuve con ustedes. Cuando más me necesitaban, durante la pandemia del Coronavirus, los colmé de las bendiciones de Dios para que no les faltara nada y pudieran ser muy felices. No les pedí nada a cambio; sólo le rogué mucho a Dios para que fueran muy felices. Pero ni siquiera me agradecieron. Al contrario, sólo me juzgaron y se burlaron de mí por todo el daño que me han hecho. Por eso perdieron las bendiciones de Dios. “Los últimos serán primeros, y los primeros, últimos”. (Mt 20:16)
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