¿Quién recuerda cuando los barcos hospital de la Marina USNS Comfort y Mercy navegaban a Nueva York y Los Ángeles, respectivamente, para ayudar con la pandemia de coronavirus (sus principales hospitales estaban abrumados con casos de COVID-19; se estaban quedando sin camas y respiradores y había mucho pánico)? Se instó a los trabajadores de la salud jubilados a que volvieran al trabajo y se les dio permiso a los estudiantes de medicina para trabajar en hospitales. Sin embargo, los trabajadores de la salud tenían miedo de ir a trabajar porque había escasez de equipo de protección personal y muchos se infectaron y murieron. Le rogué a Dios por todos ellos durante muchos días. Se apiadó de ellos y envió a Su siervo para curar a sus enfermos y bendecir a los que no estaban enfermos para protegerlos. Y respondieron redirigiendo sus recursos (mil millones de dólares del dinero de la Ley Cares destinados a "prevenir, prepararse y responder al coronavirus") para continuar haciendo lo que mejor saben hacer: fabricar armas para matar a más personas. La pandemia aún no ha terminado. Deberían concentrar todos sus esfuerzos en derrotar al coronavirus y aliviar el sufrimiento de tantas personas que se han quedado en la miseria y tienen que valerse por sí mismas. Fuente: Aaron Gregg y Yeganeh Torbati, “Pentagon used taxpayer money meant for masks and swabs to make jet engine parts and body armor”, Traducido por Luis López, The Washington Post, 22 de septiembre de 2020, https://www.washingtonpost.com/business/2020/09/22/covid-funds-pentagon/
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