Ustedes se rebelaron en contra de Dios, ESRI y cómplices, y, por su culpa, millones de inocentes han muerto, desde el 22 de junio de 2006, porque no me dejaban servir al Señor. Son culpables de crímenes en contra de la humanidad. “Cada 3.6 segundos una persona muere de hambre. Casi siempre es un niño menor de 5 años”. Pero, no contentos con todo el daño que han hecho a todo el mundo, me atacaron en medio de la pandemia del Coronavirus, cuando tanta gente sufría porque habían perdido sus trabajos y muchos no tenían dinero para comprar comida. Yo oraba mucho por todos mis hermanitos al Señor y les daba Sus bendiciones, para que tuvieran todo lo necesario para que pudieran ser felices. Pero ustedes me hacían mucho mal para que me enfermara de la mente y ya no pudiera servir a Dios; después me juzgaron, me condenaron y se burlaron de mí porque tenía malos pensamientos, como cuando me juzgaron en la casa de Dios y no me dejaron orar por los enfermos, siendo ustedes mismos los culpables de todos estos males. Ya no pude regresar a Su casa. Calumniaron al Espíritu Santo de Dios y engañaron a muchas personas, llevándolos por el camino del mal. “¿Quién de vosotros, si su hijo le pide pan, le da una piedra? ¿O si le pide un pescado, le da una serpiente? Pues si vosotros, aun siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en el cielo dará cosas buenas a los que le pidan!” (Mt 7:9-11) Llamaron malo al pan y el vino del Señor que es el alimento más santo, puro y bendito. Hay mucha gente que está sufriendo tanto y todavía les hacen más daño, sólo para lastimarme.
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