Los hechos hablan por sí mismos. Millones de inocentes murieron, desde el 22 de junio de 2006, cuando el Señor les prohibió a mis enemigos que me hicieran daño, porque ellos se rebelaron en contra de Él y me atacaron para no dejarme servirlo. ¿No se horrorizan por tanta maldad? Cuando me recuperé de todo el daño que me hacían (aunque seguían haciéndome mucho daño y lo siguen haciendo hasta el día de hoy), tuve la fuerza para salvar a muchas vidas para la Santa Gloria del Señor. Ustedes han visto con sus propios ojos todos los milagros que el Señor me regala en Su infinita Misericordia y que les doy a ustedes para que sean muy felices, y saben que vengo de Dios porque brillo con Su Luz Bendita. Uno no puede ser bueno y hacer el mal, ni tampoco ser malo y hacer el bien. Pero si creen más en todas las mentiras de mis enemigos que en los propios hechos que dan testimonio de la verdad, ya no hay nada más que decirles, porque ustedes mismos fueron testigos de todos Sus milagros y ahora me juzgan a mí y niegan Su Santa Gloria.
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